Los estorninos llegaban por miles,
el cielo parecía oscurecer,
mientras los pequeños pajaros
seguían su viaje, al norte o al sur,
y los hombres sabían que el tiempo iba a cambiar
y que la tierra, grande o pequeña,
no es de nadie,
y que no hay fronteras que no se puedan volar.
Y los estorninos dejaron de llegar
desaparecieron como el otoño, el invierno y el verano,
y no borraron con su vuelo
las fronteras de la humanidad.
Y los hombres olvidaron
que la tierra no es de nadie,
hasta que llegó el gran invierno
y no había estorninos para alertar...
del cambio del clima que ya no era cambio...
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